Más perdidas para los mineros en Venezuela.
Crónica de un asesinato lento.
El 17 de marzo del 2023, en la gaceta oficial extraordinaria 6.739 se notifica la reorganización de la Superintendencia Nacional de Criptoactivos y Actividades Conexas (SUNACRIP), el máximo regulador del mercado de las criptomonedas en Venezuela. Todo en el marco de una investigación de corrupción alrededor de la desaparición entre 3.000 y 20.000 millones de dólares, provenientes de la venta de petróleo, la consecuencia inmediata fue la paralización de las actividades de empresas de la industria en el país, entre esas, y con mayor impacto, la minería de criptoactivos.
A 6 meses de los sucesos, según algunos mineros en Venezuela, la junta interventora de la SUNACRIP solicitó a estos operadores que vuelvan a registrarse ante el organismo gubernamental, como parte de los requisitos para reanudar operaciones. Pero esto fueron solo falsas esperanzas, pues recientemente a través del Decreto Presidencial número 4.865, difundido en la Gaceta Oficial número 42.717 con fecha de 19 de septiembre de 2023, se ha decidido extender por un período de seis meses, comenzando el 17 de septiembre de 2023, el proceso de reestructuración de la SUNACRIP
De ser esto cierto, analicemos las potenciales perdidas de los mineros durante este período.
Importancia de la minería en Venezuela
Hasta marzo la minería de Bitcoin acumulaba 454,5 EH/s (exahash por segundo), los hash son números aleatorios, que de coincidir con el número que la red asigna como “objetivo”, ganaría la recompensa que asigna Bitcoin en cada bloque minado.
454.5 exahash quiere decir que cada segundo los mineros producen 454.5 quintillones de números aleatorios buscando este número objetivo, estamos hablando de un número de 33 cifras.
En Venezuela había una capacidad instalada entre 4 y 6 EH/s, aunque esto sea apenas 1,32% de todo el poder de minado invertido en Bitcoin hoy, para el país representaba mucho más de lo que comúnmente se cree, estamos hablando de aproximadamente 75.000 equipos, y 100 mineros registrados.
Revisemos los números
Para la capacidad instalada en Venezuela se consumían aproximadamente 300 MW por hora, se estima que cada MW instalado en una granja generaba entre 6 y 8 empleos directos, pues esta infraestructura requiere mano de obra presente en todo momento, lo que significa que se perdieron unos 2000 empleos con el cierre de la minería.
En una situación como la de Venezuela no se puede subestimar el impacto que puede generar 2.000 empleos, especialmente considerando que las mayores granjas de minería del país se encontraban en el interior del país, donde la oferta laboral es considerablemente menor.
Ahora, ¿Cuánto dinero producía la minería en Venezuela? Antes de responder esto, hay que tomar en cuenta que la rentabilidad de minería varía constantemente, así que los cálculos que se realizaran a continuación son supuestos, sujetos a un margen de error variable.
Una producción de 4 EH/s generaría, según la calculadora del pool de minería de NiceHash, 10.29743270 BTC al día, estamos hablando de 266.550,59 USD brutos y 8.217.955,24 USD al mes. Todo esto sin contar momentos de alta congestión en la red, que generan mayores ingresos por bloque minado.
¿Esto representaba un beneficio para el gobierno? Sigamos con los cálculos, según Juan Pinto, CBO de Doctor Miner, una empresa dedicada a proveer servicios para el desarrollo de proyectos de minería, la tarifa energética, específica para los mineros, era varias veces mayor a la cualquier industria en el país, llegando a 0.015 dólares por KWh.
Los 300 MWh instalados en la minería de Venezuela representaban 300.000 KWh, con un costo (en su banda más alta) de 108.000 dólares al día, hablamos de un negocio que representaba 3.240.000 dólares al mes para la empresa estatal CORPOELEC, por no mencionar los impuestos involucrados en la actividad.
Un golpe económico de importancia.
A todo lo mencionado se le puede agregar otros negocios derivados de la minería de criptomonedas, como la venta de uniformes de seguridad, reparación de equipos de minería, importación y venta de los mismos. Aún hoy hay una fuerte incertidumbre con respecto a la reactivación de esta industria, y los números reales de las pérdidas para los empresarios involucrados.
Actualmente, no hay luz al final del túnel, de una industria en crecimiento solo quedan escombros y frustraciones, ante un regulador indiferente al hecho de que cuando ellos decidan reactivar las actividades, ya no existan máquinas que encender.
